Gracias a la colaboración de nuestros mayores y las
historias que se han transmitido de boca en boca, la Hermandad ha decidido
reunir información sobre Nuestra Señora de las Angustias y compartirla para que
su curiosa historia no se pierda.
Hace ya más de 300 años Castillo de Garcimuñoz fue atacado
por una gran plaga. Se trataba de una plaga de langosta que acababa con toda la
cosecha de los agricultores del pueblo. Los agricultores, con la ayuda de
sábanas que se usaban como sacos, quemaban algunas de estas langostas pero sus
intentos por exterminarlas eran inútiles. Cuentan nuestros mayores, que una
familia del pueblo “Los Canillas Viejos” decidieron subir a la “Sala del
Cabildo” (parte superior de la actual parroquia de San Juan) donde se almacenaban
todos los santos de las iglesias antiguas, como la Parroquia de San Nicolás y
la Ermita de San Cristóbal. En la sala, en un rincón encontraron una virgen
hermosa, era una talla de algo más de un metro de la Virgen de las Angustias. Se
decidió poner a esta virgen en unas andas y llevarla a la zona del pueblo en la
que más población de langosta había, la “Peña Cervera”. Cuando la virgen llegó
en procesión, una gran nube de langostas cubrió la imagen y en poco tiempo
comenzaron a caer muertas sobre su manto. Ante lo ocurrido, Manuel Lavara Saiz
nombró como nueva patrona de Castillo de Garcimuñoz a la Virgen de las
Angustias (hasta entonces la patrona del pueblo había sido la Purísima
Concepción). Tiempo después, se hizo una virgen de mayor tamaño. Se trata de la
virgen que se conservó hasta 1936.
En 1936, con el comienzo de la Guerra Civil española, numerosas imágenes del pueblo fueron destruidas, incluida la Virgen de las
Angustias. A mediados de julio de este mismo año, la virgen fue arrastrada por
las calles del pueblo. Mientras boleaban con su cabeza, se desprendió un ojo y fue recogido por Aurora que se lo dio a su madre Jacinta para que lo guardase en el fondo de un baúl. Tras el arrastre de la virgen, sabemos
que se hizo una lumbre con ella para guisar carne. El hombre que la quemó llegó a decir: “No he
comido mejor carne como la que he guisado con la madera de la virgen”.
Finalizada la guerra, en 1939, Pedro “El
auxiliar” y Víctor compraron una pequeña imagen de la Virgen de las Angustias (imagen que aun se conserva) con la que se hizo la procesión durante los 3 años siguientes a la guerra. Esta
imagen se sirvió como modelo a un imaginero villarrobledano, creemos que conocido como Castellanos, que realizó una
talla mayor de la virgen en unas cámaras del pueblo. El ojo que
Aurora recogió de la calle y guardó en su baúl se colocó en la nueva talla, de
tal modo que uno de los 2 ojos que posee la virgen actual pertenece a la virgen
antigua. La Hermandad fue quien se encargó desde entonces de llevar las
cuentas de la virgen.
En antaño, la virgen salía en procesión recogiendo los
costales de trigo que la gente ofrecía como limosna. Esta tradición perdura
hasta nuestros días ya que a día de hoy la virgen sigue recogiendo limosnas de
puerta en puerta.
Desde Villamayor de Santiago, quiero daros la enhorabuena por este blog y espero y deseo que sea un éxito.
ResponderEliminarUn saludo.